El sentimiento económico positivo entre este grupo está en su nivel más bajo en seis años, de acuerdo con una encuesta.
El ambiente de incertidumbre que el panorama actual ofrece a los millennials y la generación Z, es el principal responsable de la ausencia de optimismo para su propio futuro. Diversas situaciones relacionadas con temas políticos, sociales y económicos han contribuido a que ambas generaciones compartan un sentimiento de desilusión e inestabilidad respecto al mañana.
Con base en la Encuesta Millennial 2019 de Deloitte, un estudio que reúne la opinión de 13,416 millennials a través de 42 países y 3,009 generación Z de 10 países, ninguna de las dos generaciones se siente satisfecha con diversos aspectos de sus vidas, entre ellos, su situación financiera y laboral, el gobierno y los líderes de negocios con los que cuentan, los medios de comunicación, entre otros, lo que ha afectado de forma negativa su confianza en el mundo y su lugar en él.
El estudio revela que, “el sentimiento económico positivo entre los millennials está en su nivel más bajo en seis años. Sólo el 26% de los encuestados dijo que espera que la situación económica de sus países mejore el próximo año, dicha cifra nunca había sido inferior al 40%, y se había mantenido en el 45% durante los dos últimos años”.
La ausencia de oportunidades que permitan el progreso forma parte significativa de la problemática, y en términos de crecimiento social, los millennials consideran que, por mucho que algunos estudien y trabajen, siempre habrá personas que nunca puedan alcanzar el éxito; sin embargo, por otro lado, algunos otros opinan que, si se esfuerzan lo suficiente, podrán lograrlo.
Considerando lo anterior, el gobierno necesita poner en marcha un plan de acción para generar confianza y estabilidad entre los ciudadanos, lamentablemente, los millennialstienen opiniones negativas no sólo sobre los líderes políticos, sino inclusive sobre los líderes religiosos, pues el desempeño e impacto que ambos han tenido han sido deficientes en su actuar.
Sólo la mitad de los encuestados piensa que los líderes de sus actuales gobiernos están comprometidos en ayudar a mejorar a la sociedad o comportarse de una manera ética. Asimismo, siete de cada diez millennials cree que los líderes gubernamentales se enfocan en sus propias agendas en lugar de los intereses de sus ciudadanos, y el 63% dijo que lo líderes no tienen ambición más allá de retener o aumentar su poder.
Desde la perspectiva tecnológica, a pesar de que esta ha contribuido a facilitar las actividades de las personas, al mismo tiempo que se ha consolidado de forma indispensable en la cotidianidad de las nuevas generaciones, lo cierto es que, desde lo que sería la contraparte, dichos avances han intervenido de forma negativa en la constitución de un estilo de vida saludable.
El 64% de los millennials son conscientes que podrían mantenerse físicamente más sanos si redujeran el tiempo que pasan en las redes sociales, al mismo tiempo, saben que dichas redes les generan más daño que bienestar, pues la dependencia los ha llevado a desarrollar ansiedad cuando no revisan sus dispositivos electrónicos de manera periódica. Incluso, en casos más extremos, algunos desean poder dejar de usarlos de forma permanente.
Por otro lado, el ámbito tecnológico demuestra que no todo es precisamente negativo, por ejemplo, en el caso de algunos sectores, la inteligencia artificial permitió la realización de un sinnúmero de trabajos que, a su vez, desencadenó que las personas tuvieran la oportunidad de desarrollar habilidades completamente diferentes. Juntos, los activos físicos y digitales, han logrado potenciar y multiplicar el impacto de los trabajadores.
La realidad sobre este hecho ha originado opiniones divididas: 49% de los millennials consideran que las nuevas tecnologías aumentarán sus trabajos, 25% espera que la industria 4.0 no tenga ningún impacto, y sólo el 15% teme que dichas tecnologías remplacen todas o parte de sus responsabilidades de trabajo.
De la mano de las constantes transformaciones que se perciben en el presente y la inquietud que los aflige, las prioridades de los millennials también se han modificado. En el pasado, “alcanzar el éxito” se representaba con tener hijos y adquirir una casa; sin embargo, en la actualidad, presentan mayor interés por viajar y ver el mundo, así como ayudar a las comunidades que los rodean.
Aun cuando las circunstancias lucen poco favorecedoras, los millennials y la generación Z también presentan actitudes positivas, a la par que demuestran su compromiso con la sociedad. Ambos buscan hacer frente a los desafíos sociales como son el cambio climático, la protección del medio ambiente y los desastres naturales, así como a la desigualdad que existe en cuanto a la distribución de la riqueza. Otras inquietudes que tienen, aunque en menor medida, son el desempleo, la inseguridad, la corrupción y la inestabilidad política entre países.
El panorama expuesto permite comprender la situación que enfrentan los millennials y la generación Z, lo cual conlleva un mejor entendimiento de los motivos que han desestabilizado a ambas generaciones. Existe un exceso de temas que requieren atención, no sólo para el beneficio de ellos, sino como el legado que dejarán a las generaciones futuras. Aunque aún queda un largo camino por recorrer, distintas acciones podrían favorecer el mañana de todos.